domingo, 23 de mayo de 2010

de facto

Estoy aquí, como me ves, vestida con telas que no me lucen. Siempre corro hacia las paredes, siempre busco la muerte en pedazos o la destrucción de mi cuerpo. Fumo, me como las uñas, me veo en el espejo y destrozo mi cara, mis labios, nada tiene sentido. La felicidad es ficticia y temporal. Camino y tropiezo.
Es la primera vez que lloro con lentes. Y ahora más que nunca, siento que necesito un abrazo. Solamente se me ocurre una persona, nadie se lo imagina. Él nunca me ha hecho llorar. Más bien, siempre está allí esperando a que me caiga para atraparme. Siempre está allí esperando a que me echen de casa para darme refugio.

Los demás sólo me hablan para dejarme como un destello. Hacerme reír y luego llorar. Echarme la culpa al final.
Que siempre hago daño.
Que nunca acerco,
siempre alejo.
Que soy la belleza hecha palabras o una voz del cielo.

A los 12 años supe que pasaría todo esto. Porque nunca acerco, siempre alejo. Y ahora más que nunca, me pregunto: ¿Qué importa el amor eterno? ¿Qué importa el sexo, los besos y la fama? Nada. Nada importa. Porque como me ves, vestida con telas que no me lucen bien, estoy destrozada por dentro. Y siempre corro hacia las paredes para ver si el golpe se convierte en sufragio. En muerte, o en un sueño eterno. Porque las palabras convertidas en piedras hacen que mi casa parezca un infierno, y las palabras quedadas hacen que lo de afuera sea igual. Entonces, solo me queda el mar.

Y mi caja de cigarros.

1 comentario:

  1. Realmente escribes bien, leer este texto, así como algunos otros, ha sido como sentir una zarpa penetrando mi pecho y retorciendo mi corazón hasta hacerlo estallar.

    Tienes el don de transmitir con mucha intensidad. Te incluiré en el blogrroll de mi blog.

    Gracias por tu comentario en Poetas desde Valencia, me alegró ver que al menos alguien opinó sobre mi poema "Las Fauces".

    Saludos y cuídate.

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