sábado, 30 de octubre de 2010

Sueños

- Duerme conmigo

- Siempre



"Somos una vida"
Y yo,
nunca te tendré
pero llegará el día
en que sólo podrás oler tus sábanas
e imaginar que estoy allí
o fingir que quedó mi olor de la noche anterior

Sólo sentirás brisas
y verás mi rostro cuando te montes en carritos
Recordarás cuando te cantaba en la cocina
y cuando te dije que no hablaríamos más
porque tomaría una decisión sin considerar pérdidas

Me dirás que todo estará bien
y que nunca me odiarás
Pero sabes que en el fondo
sólo quieres verme triste
o necesitándote como lo hacía antes

Quieres que sea tuya y mía,
pero yo no quiero ser mía
Quiero que me pinten como no han pintado a nadie
que escriban poemas y guiones sobre mí
para ser de todos después de morir
y no quedar en recuerdos repentinos

Recordarás cuando salíamos
y como se ponían nuestras mejillas rojas de tanto reír
Pero, sobre todo, recordarás las lágrimas de cuando te enterabas por otros
de los amores y secretos que no compartía contigo

Y tal vez, los edificios,
me tiren a los suelos en mis sueños.
Las chicas me besen en estudios de TV.
Estemos peleados en hoteles.
Me case con un hombre que de repente desaparezca.
Y mis amigos me regañen
por no usar los puntos y comas correctamente.

Pero que todos sepan que mi vida,
no fue más que la ropa que siempre quise usar
y los libros que tuve pero nunca leí
.

lunes, 9 de agosto de 2010

Azul Violento

¿Recuerdas cuando caminamos en aquella calle sin identidad? Me puse tus lentes de sol y te pregunté:

- “¿Tengo cara de sexo?”

- “Sí. Sin duda.” Me respondiste. “No te molestes, igual te ves bella.”

Te tomé de la mano y bajamos esa calle, el sol siempre presente y la sombra repentina de vez en cuando. ¡Mis zapatos! La suciedad y los viajes. Tomarte de la mano fue lo mejor de todo. Cubrir mi cara con tus lentes, no tanto. La caja de cigarros que perdí no me dejaba concentrarme.

Siempre quise vestirme con tu ropa al estar en casa, pero ya no te pienso casi. Es más, tu olor quedó en los autobuses. Una vez lo atrapé en la ruta de la universidad.

Cuatro ojos. Ya nadie piensa en ti sino en el veneno que cargas en el bolsillo siempre, así como cuando la artista mezclaba lágrimas con lexotanil. En vez de mezclar besos con viajes, ¿no? O tal vez, pintar una pared al azar como habíamos pensado.

- “Supe qué era la soledad al conocerte a ti.”

Cómo te encantaba decirme eso.

Nunca, nunca lavaremos los platos. Nunca intentaré cocinar algo para ti. Nunca bailaremos tango en los pasillos. Nuestras hijas, hijos, las madrugadas bañadas de vino, los viajes semi-bohemios,… Nada existirá fuera de nuestros sueños.

Con que esto es madurar…

sábado, 5 de junio de 2010

vaivén

Todos mis críos amanecieron tristes hoy. Me pregunto porqué.
Cuando yo necesito llorar en compañía, nunca están. Huyen.
Hay una triste melodía de fondo en mi habitación, las paredes se han convertido en instrumentos musicales. Y mis sábanas, en piedras.

Anoche me quedé dormida mientras hablábamos por teléfono.
Él, sin embargo, siguió escuchándome. Escuchando los segundos, el silencio.
Espero no haber soñado en voz alta.
Pero quizás los segundos le contaron secretos inimaginables, secretos efímeros. Tal vez la señal alimente nuestros corazones. El té me salvará de por vida, lo sé.

Tonterías, todo lo que escribo es tonto e infantil.

Mis críos dicen que me veo hermosa cuando estoy triste.
A ellos les encanta buscar refugio en mi pecho.
O en los libros que me prestó mi abuela.

Abro la puerta.
La cierro.
La vuelvo a abrir.
La dejo.

Debería leer más,
y escribir menos.
Debería estar con un hombre,
en vez de mil críos.

domingo, 23 de mayo de 2010

de facto

Estoy aquí, como me ves, vestida con telas que no me lucen. Siempre corro hacia las paredes, siempre busco la muerte en pedazos o la destrucción de mi cuerpo. Fumo, me como las uñas, me veo en el espejo y destrozo mi cara, mis labios, nada tiene sentido. La felicidad es ficticia y temporal. Camino y tropiezo.
Es la primera vez que lloro con lentes. Y ahora más que nunca, siento que necesito un abrazo. Solamente se me ocurre una persona, nadie se lo imagina. Él nunca me ha hecho llorar. Más bien, siempre está allí esperando a que me caiga para atraparme. Siempre está allí esperando a que me echen de casa para darme refugio.

Los demás sólo me hablan para dejarme como un destello. Hacerme reír y luego llorar. Echarme la culpa al final.
Que siempre hago daño.
Que nunca acerco,
siempre alejo.
Que soy la belleza hecha palabras o una voz del cielo.

A los 12 años supe que pasaría todo esto. Porque nunca acerco, siempre alejo. Y ahora más que nunca, me pregunto: ¿Qué importa el amor eterno? ¿Qué importa el sexo, los besos y la fama? Nada. Nada importa. Porque como me ves, vestida con telas que no me lucen bien, estoy destrozada por dentro. Y siempre corro hacia las paredes para ver si el golpe se convierte en sufragio. En muerte, o en un sueño eterno. Porque las palabras convertidas en piedras hacen que mi casa parezca un infierno, y las palabras quedadas hacen que lo de afuera sea igual. Entonces, solo me queda el mar.

Y mi caja de cigarros.